La ermita de la Purísima Concepción. ¡Qué edificio tan singular y hermoso! Obra de clara influencia mudéjar, tan de moda en el Levante español durante el siglo XVI, fue consagrada en el año 1556, por el Obispo de Modrussia, don Diego de Loaysa, aunque su construcción, al parecer, comenzó hacia el año 1538. La ermita, y todo su alrededor, se fue convirtiendo en un complejo donde se hallaba el Hospital de Caridad, y en el siglo XIX el Teatro Calderón, derribados en el año 1937. Su restauración moderna, tan necesaria, fue llevada a cabo y la inauguración se realizó el sábado, día 9 de julio de 2011, con la visita del Obispo de la diócesis de Cartagena, amén de las autoridades locales y regionales. La ermita fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1980. Está enclavada en un cerro que quedaba extramuros de la villa de Cehegín y acogió a la cofradía que llevaba el mismo nombre, la cual fue propietaria de los terrenos y de la iglesia. Es un edificio de tres naves y coro alto. Su esquema es rectangular, donde la nave central es mucho más ancha que las laterales. En las naves laterales hay altares, muchos de ellos sin nicho. La capilla de San Juan de Letrán, magnífica, está cubierta con una bóveda octogonal. Alberga un artesonado mudéjar de gran interés artístico, bóveda de crucería octogonal de madera e inscripciones pintadas. Destaca también el altar de los Quirós y Carreño. Este templo fue sede de la Archicofradía de la Purísima y de el dependió el Hospital de Caridad (ss. XVI – XIX). Dice un informe del Concejo de Cehegín al Señor Intendente del Reino de Murcia, en contestación a Carta Orden de 14 de Octubre de 1.770, conservado en el Archivo Municipal de Cehegín, lo siguiente sobre dicha cofradía: “La Cofradía de Nuestra Señora de la Concepzión en su hermita, sita en esta población, no se encuentra con qué facultad se fundó o establezió, aunque sí consta se consagró el año 1.556 por el Ylustríssimo Obispo de este Obispado de Cartagena. Celebra tres funziones al año que son la de la Purísima, la de San Juan, la de Señora Santa Ana, cuios gastos en cada una serán como de unos ciento y Zincuenta reales, los quales y los de zera, aceite para las lámparas, limosna de las misas que se celebran los días festíbos y otros estraordinarios, se sufren de 141 reales anuales de diferentes zensos que a dicha ermita se hacen, y de las limosnas del pueblo que se solicitan por los hermanos que componen dicha cofradía, porque aunque está dotada de un cortijo en Burete, partido de esta huerta, compuesto de una casa y como de asta 40 peonadas de viña, sus productos e ymporte de ellos (no los percibe, digo) están en depósito por motivo de un pleito ynterpuesto por don Francisco Lara Faxardo, de esta vecindad, sobre dicho cortijo.” Pero realmente lo más espectacular de esta edificación es ese mencionado artesonado de estilo mudéjar. La torre se encuentra en el lado izquierdo según se entra y en ella estuvo encerrado don Martín de Ambel y Bernad, hidalgo que, a causa de un duelo, quitó a la vida al Alférez mayor de la villa, don Alonso de Góngora, debiendo refugiarse en suelo sagrado, donde acabó sus días en el año de 1661. Allí escribió su obra “Antigüedades de la villa de Cehegín”. Como solía suceder en todas las iglesias, hasta el decreto de Carlos III prohibiendo los enterramientos fuera de los cementerios y lugares expresamente adecuados para ello, hay varias criptas, donde se hacía enterrar, según una u otra, a personajes importantes de la villa, a miembros de la cofradía de la Concepción, a los pobres del Hospital de la Misericordia y a cehegineros que testamentasen su entierro en dicho lugar. En fin, una vida larga y azarosa la de dicha ermita. Después del siglo XVI se realizaron algunas obras, fundamentalmente en el siglo XX. La zona aledaña a este edificio, el Paseo de la Concepción, siempre fue, desde muy antiguo, lugar de ocio y recreo. A partir del siglo XIX se convirtió en espacio donde las actividades culturales y lúdicas fueron parte de la vida cotidiana del pueblo. Hablábamos del teatro Calderón, donde se representaban musicales, teatro, y, también, al parecer, se traía el cinematógrafo para las fiestas, como consta en algún periódico de 1910-1915. En el Paseo se celebraban las ferias de las fiestas patronales, al menos, desde mediados del siglo XIX y hasta el año 1951 en que se trasladan a la recién inaugurada Gran Vía. En el año 1936 se elaboró un proyecto de obras, que se conserva en el Archivo Municipal, para el derribo de la ermita de la Concepción de Cehegín y levantar un grupo de viviendas en el solar resultante. Solo se escapó de la demolición porque cuando se iba a ejecutar, en el año 1937, debido a la Guerra Civil y los consiguientes graves problemas económicos que tenía el Ayuntamiento, no se disponía del dinero suficiente para llevar adelante el derribo, desescombro y construcción de las casas, y así la cosa quedó únicamente en la demolición del teatro Calderón y del viejo hospital de caridad, que estaban pegados al muro este de la dicha ermita. El Hospital de Caridad, íntimamente relacionado con la ermita, estaba destinado a atender a los enfermos pobres y personas desvalidas, aparece en la documentación del Concejo de Cehegín desde el siglo XVI. Estaba ubicado junto a la ermita de la Purísima Concepción, extramuros de la villa. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si antes de la construcción de la ermita dicho hospital se hallaba en otro lugar o en el mismo, ya que el hospital tenía relación con la propia cofradía, al menos desde el siglo XVI. El cargo de hospitalero se elegía cada un año y dependía del Concejo de la Villa, que era quien le abonaba el sueldo. Las Actas Capitulares reflejarán la elección del oficio. Era la persona que se encargaba del hospital y de cuidar a los enfermos. Comenzaba en navidad y acabada justamente un año después. Mari Gutiérrez, la beata Caparrosa y otras mujeres y hombres ostentaron este cargo en el siglo XVI. El hospital de caridad seguirá funcionando hasta la fundación del Hospital de la Real Piedad, en 1893.Dice un documento del año 1534: “En el dicho día, mes y año susodicho, los dichos señores del Conçejo e justicia, en presençia de mi, Juan de Chichilla, escribano, mandaron librar e libraron del salario de Mari Gutiérrez, ospitalera, quinientos maravedíes de su salario, que es, a saber, por el serviçio del hospital desta villa, que corre y se cuenta el dicho salario desde navidad primera pasada hasta la otra primera que viene…” Acta capitular de 4 de enero de 1534