El convento de San Esteban es, sin duda, uno de los edificios emblemáticos de nuestra localidad y de los más queridos por la población, por acoger la comunidad de frailes de San Francisco. Se encuentra íntimamente relacionado con la iglesia de Las Maravillas, donde se alberga desde el año 1725 la Patrona de la Ciudad de Cehegín, Nuestra Señora de las Maravillas, desde entonces custodiada por los frailes franciscanos. Por Real Orden del rey don Felipe II, de 31 de julio del año 1566, se fundó dicho convento, llevando el título de San Esteban Protomártir, que con el paso del tiempo se convertirá en una enseña para la villa de Cehegín, tanto por la querencia que los cehegineros, desde muy tempranamente, sintieron por los frailes, como por la creación en el año 1690 del Colegio Seráfico de Misioneros Apostólicos, que adquiriría fama por doquier. El edificio fue edificado sobre una antigua ermita del siglo XV que estaba bajo la advocación de San Esteban, en el paraje que en aquella época se denominaba como “El Romeral”. Tenemos en las actas capitulares un documento muy interesante, de 29 de abril de 1515, que nos hace referencia a la elección de un nuevo mayordomo para la ermita, sobre la que posteriormente se edificaría el convento franciscano. Un fragmento de dicho documento, nos dice:“Este día, por quanto Alonso Carreño, vecino de esta dicha villa, que aya Santa Gloria… El qual en su vida o tiempo, prinçipió e tovo a cargo la edificación e cargo de la ermita del señor san Esteban, que es en do dizen el Romeral, en el campo…” La iglesia acoge en su interior a María Santísima de las Maravillas, desde el año 1725, que al poco tiempo de llegar se convirtió en la nueva patrona de la villa de Cehegín por la gran devoción que el pueblo tomó a esta hermosa Imagen. Fue en este año cuando, por la tenacidad del padre Francisco Moreno Pastor, llegó Nuestra Señora a Cehegín, gracias al mecenazgo de don Pedro Antonio Pereti, que la costeó a su cuenta, encargada a un escultor napolitano, Nicola Fumo. Ya en el año 1729 el Concejo de la Villa la declaró como su abogada y protectora comprometiéndose a dar 150 reales para costear dicha función, sermones y otros gastos. Comenzaron las fiestas a la Virgen de Las Maravillas, tomando para ello un día de las que se celebraban para el patrón San Zenón. La Virgen de las Maravillas es una talla en madera con el Niño tomado en el brazo derecho y que a nivel iconográfico se representa como una Virgen del Rosario. Es una preciosa obra, de gran calidad artística, muestra del barroco italiano de la primera mitad del siglo XVIII. Tiene una altura de un metro y treinta centímetros, está tallada y policromada sin alteraciones importantes con respecto a la excepcional policromía original. Son de destacar en ella el rostro y mirada serena de la Virgen y el Niño, el espectacular trabajo realizado por el escultor con los pliegues de la ropa, el tratamiento de la simetría marcado por la curvatura de la cintura, que produce en el que la mira una cierta sensación de movimiento, y también de cercanía al que la observa. La Virgen sostiene al niño con su brazo derecho mientras lo sujeta tiernamente con el izquierdo, con gesto maternal y humano. En su historia, el convento ha pasado por muchos avatares, como el saqueo que los franceses, durante la Guerra de la Independencia, al mando del Mariscal Soult realizaron durante una semana en Cehegín, en el mes de septiembre del año 1812, cuando intentaban llevar a cabo su retirada desde Andalucía en dirección la levante. Entonces, los frailes escondieron la imagen de la Patrona en el barranco de la Jabalina mientras escampaba la tormenta. En el año 1836 se produjo la exclaustración, de modo que todos los frailes tuvieron que salir de la comunidad. Aunque se intentó vender el edificio, no fue posible por la negativa de los alcaldes de Cehegín, y mucho menos sobre la venta de la iglesia, ya que acogía la imagen de Nuestra Señora de las Maravillas. La exclaustración duró hasta el año 1878, cuando se permitió volver a los religiosos y crear de nuevo la comunidad. Desde entonces, solo durante el periodo de la Guerra Civil quedó el edificio sin los franciscanos. Decir que fue cárcel de mujeres durante esos años. Desde el siglo XVI ha sufrido multitud de remodelaciones; las más importantes se realizaron en el siglo XVIII, en las que se demuelen gran parte de los muros de la iglesia para agrandarla, así como elevarla, por lo que portada principal de piedra labrada se derriba parcialmente enmascarando el resto y ganando altura. La torre se eleva considerablemente y se cubre el ladrillo visto al igual que los entrepaños de mampostería de le daban su anterior aspecto; se le construye una linterna en su parte superior que le sirve de campanario.La obra mas importante fue la construcción del camarín para instalar con la dignidad apropiada a la Virgen de las Maravillas, así como el retablo barroco del altar mayor, en el año 1730, solo cinco años después de la llegada de la Imagen. La última obra importante se realiza demoliendo la capilla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, que ocupaba un brazo del crucero, y construyendo la actual capilla de San José, siendo esta una verdadera Iglesia dentro de otra. En la zona conventual cabe destacar el claustro barroco de su interior sobre el cual gira el resto de las edificaciones del Convento. En los años 40 del pasado siglo XX se rehace en su totalidad la fachada, demoliendo la anterior de yeso. En 1999 se lleva a cabo la restauración actual, rehaciendo en jaspe rojo de la Pena Rubia la fachada del siglo XVIII, así como limpiando la torre y dejado su aspecto primitivo, conservando la linterna del segundo cuerpo.